* Existen multitud de mitos o presunciones que no han sido demostradas en relación con la obesidad.
* No se ha demostrado que el picoteo esté ligado a ganar peso, ni que los paseos lo disminuyan.
Algunas falsas creencias no avaladas científicamente circulan por
la bibliografía médica y en el ambiente popular en relación con la
obesidad. Los autores del presente artículo comentan los mitos, las
presunciones y las realidades de la obesidad, pandemia del siglo XXI.
Muchas de las creencias acerca de la obesidad persisten en ausencia de
pruebas científicas (presunciones), algunas persisten a pesar de
contradecir la evidencia científica (mitos) y otras son realidades que
vivimos en nuestra práctica clínica habitual.
Los autores apuntan como «mitos» diversas afirmaciones no
contrastadas: unos pequeños cambios en el consumo de energía o ingesta
producen grandes cambios en el peso corporal con el tiempo. Según los
autores, si ponemos un ejemplo, observamos que las ciencias matemáticas
no siempre son exactas: si una dieta de 3.500 kcal incrementa el gasto
energético en 100 kcal diarias (1,6 km caminando diariamente), se
deberían perder 22,7 kg en 5 años; sin embargo, la pérdida real sería de
4,5 kg. Las variaciones individuales en relación con la energía y los
incrementos en la ingesta por pérdida de masa corporal influyen en cada
individuo.
Poner metas realistas en la pérdida de peso es importante, ya que, en
caso contrario, podría generar frustración y se perdería peso en menor
proporción. No existen, según los autores, datos que indiquen una
asociación entre objetivos ambiciosos y pérdida de peso. Una pérdida de
peso importante y rápida se asocia a una pérdida de peso menor a largo
plazo, en comparación con una pérdida de peso gradual. Según describen
los autores, al compararse en diferentes estudios ambos tipos de dietas
se demuestra que el resultado final suele ser parecido. Es importante
evaluar los cambios en la dieta para ayudar al paciente a perder peso, y
los autores de este estudio comentan que la disposición o la adherencia
al tratamiento no predicen la pérdida de peso.
La educación física (reglada y habitual) desempeña un papel
importante en la reducción o la prevención de la obesidad infantil,
aunque, según los autores, esto no se ha comprobado tras la realización
de algunos metaanálisis.
La lactancia materna protege frente a la obesidad infantil, aunque,
según los autores, en los ensayos publicados hay sesgos y factores
confusionales al respecto. La práctica ayuda a fomentar el enlace
madre-hijo.
La actividad sexual ayuda a quemar entre 100 y 300 kcal en cada
participante, aunque los autores determinan que si calculamos la
duración media, estimada en 6-19 minutos, el gasto real en esta
actividad sería de 21 kcal.
En cuanto a determinadas «presunciones», como la de que realizar un
desayuno regular (en vez de saltárselo) protege contra la obesidad, los
autores refieren que en los metaanálisis publicados esto no se ha
probado, aunque el hábito de desayunar influya en el peso.
Según los autores, tampoco se ha demostrado que la enseñanza de
buenos hábitos dietéticos y de ejercicio en la infancia pueda influir en
el peso del adulto.
Otras presunciones que tampoco han sido demostradas hacen referencia
al hecho de adelgazar o no engordar comiendo fruta o vegetales, al peso
cíclico o la dieta yo-yo en relación con el aumento de la mortalidad, al
hecho de generar peso con el picoteo, y a la influencia del paseo en la
menor incidencia de la obesidad.
Los autores concluyen que la «realidad» es que, hoy en día, en el
siglo XXI, la obesidad representa una pandemia en los países
desarrollados y en vías de desarrollo, que de momento no podemos
disminuir. Desde las distintas administraciones públicas y, sobre todo,
en las familias, se deben iniciar los cambios más importantes en este
sentido.
Casazza K, Fontaine KR, Astrup A, et tal. Myts, presumptions, and
facts about obesity. N Engl J Med. 2013; 368: 445-454 [doi:
10.1056/NEJMsa1208051].
Para 2030 tres de cada cuatro europeos tendrán sobrepeso, según un estudio
En España será similar, con un 70% de personas con sobrepeso y un 30% obesidad
Los países bañados por el Mediterráneo no presentan un panorama más estilizado. La previsión es que en 15 años el 21% de las españolas será obesa,
pero si restringimos las miras a la población masculina esa cifra
asciende al 36%. Los porcentajes aumentan cuando se habla de sobrepeso
porque en menos de dos décadas el 58% de las mujeres y el 80% de los hombres tendrán unos kilos de más. Nuestros vecinos griegos no lo tienen mejor: un 44% de ellos y un 40% de las féminas tendrán obesidad.
Son previsiones que forman parte del Proyecto Modelando la Obesidad
que ha sido desarrollado conjuntamente por el Foro de la Salud del Reino
Unido, la Oficina Europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y
la Comisión Europa. El trabajo, realizado por Laura Webber y el doctor
Joao Breda, ha evaluado los datos de 53 países de la región europea.
«Es realmente alarmante ver que tres de cada cuatro personas en Europa tendrá sobrepeso y en algunos países casi el 100%.
No hay que culpabilizar a la persona obesa porque éste es un problema
de todos, desde los gobiernos con los recursos que destinan contra la
obesidad hasta cómo se organiza el entorno para promover el ejercicio.
Sin embargo, muy pocos políticos, en los momentos en los que nos
encontramos [a las puertas de unas elecciones] están hablando de
Sanidad», señala Gema Frühbeck, presidenta de la Sociedad Europea para
el Estudio de la Obesidad.
Sólo unos pocos ciudadanos europeos se salvarán de esta epidemia in crescendo.
Los Países Bajos parece que están haciendo mejor las cosas. Porque para
2030 se prevé que menos de la mitad de los holandeses varones (49%)
tendrá sobrepeso y sólo un 8% estará obeso, cifras inferiores a las
registradas en 2010: con un 54% y un 10%, respectivamente. Las
ciudadanas de este país, en cambio, mantendrán casi estable su sobrepeso
pues se pasará de un 44% en 2010 a un 43%. No obstante, el porcentaje
de mujeres con obesidad disminuirá más: del 13% se descenderá al 9%.
impacto
«La prevención del sobrepeso y la obesidad es cada día más importante.
La reducción de actividad es un factor de riesgo muy importante pero la
dieta también lo es. En los países mediterráneos desafortunadamente se
está perdiendo los valores tradicionales de su dieta que incluye todos
los elementos protectores como frutas y verduras, pescado, aceite de
oliva con moderación... y hay que recuperarlos sobre todo para la dieta
de los niños», explica a EL MUNDO Breda.
Otro factor que está detrás de este incremento es la crisis económica. «Existe evidencia
de que las situaciones de crisis aumentan la prevalencia de obesidad
pues ante la escasez de recursos las personas optan por determinados
alimentos. Es más barato comer mal que tomar una alimentación
equilibrada», apunta Frühbeck, también directora del Laboratorio de
Investigación Metabólica del departamento de Endocrinología y Nutrición
de la Clínica Universidad de Navarra y miembro del CIBERobn.
Por otro lado, la falta de normativas más estrictas que regulen la
adición de azúcares en los alimentos procesados es una demanda de muchos
especialistas. De hecho, el gobierno británico está evaluando el
impacto de posibles medidas, como proteger a la infancia de los anuncios
de comida en televisión o imponer algún tipo de impuesto al azúcar de
origen industrial.
Las cifras sobre obesidad y sobrepeso, que como advierten los
expertos no dejan de ser proyecciones que no garantizan que el futuro
sea exactamente así, alertan de futuros problemas. «Un aumento de
obesidad conduce claramente a más enfermedades crónicas como la diabetes
y las patologías cardiovasculares, por lo que las medidas para aumentar
la actividad física y mejora la dieta son muy importantes», afirma
Breda.
De la misma opinión se muestra Frühbeck quien apunta que «el impacto sobre la seguridad social es tremendo por los costes
directos e indirectos que generan estas enfermedades como las
mencionadas y todos los problemas vinculados con las alteraciones
osteoarticulares que aumentan a medida que lo hace el peso y la edad.
Esto revierte directamente en el gasto médico, al tener que tratar a
todos estos pacientes».
“A pesar de algunas áreas aisladas de mejora, ningún país ha sido
capaz de revertir la epidemia de obesidad hasta la fecha”. Con este tono
marcadamente pesimista arranca el primero de los seis artículos que la
revista The Lancet
dedica a describir el avance del sobrepeso en el mundo y el ritmo
“inaceptablemente lento” de las medidas desplegadas para combatir la
pandemia de obesidad. Los investigadores que han participado en el
contundente despliegue que la revista científica dedica a este tema
plantean la necesidad de aplicar políticas dirigidas a fomentar el
consumo de alimentos saludables -por ejemplo, a través de los impuestos a
la comida basura o vales para comprar fruta y verduras a familias con
pocos recursos- pero como parte de una amplia estrategia que debe
incluir no solo a los Gobiernos, sino el compromiso de la industria, la
presión de la sociedad y el cambio de los comportamientos individuales.
Parte de los artículos se dedican a diseccionar la magnitud del
problema. Por ejemplo, a exponer que hay 2.100 millones de personas con
sobrepeso en el mundo y que el 37 % de los hombres y el 38 % de las
mujeres tienen un índice de masa corporal (IMC, resultado de dividir el
peso por la estatura al cuadrado) cuyo resultado es mayor de 25, lo que
les sitúa por encima del límite recomendado. O que desde 1980 este valor
ha aumentado un 28 % en la población adulta y un 47 % en la infantil.
Turquía y Grecia: la mejor dieta
Los griegos y los turcos, así como los ciudadanos de Chad o Mali se
encuentran entre los que tienen una dieta más saludable de todo el
mundo. Los dos primeros, por la influencia de las buenas costumbres
alimentarias del Mediterráneo. Los países africanos, probablemente
influidos por la falta de acceso a alimentos preparados y comida basura.
El despliegue de The Lancet y sus seis artículos sobre el
avance de la obesidad se acompaña de otro trabajo, publicado en una
revista del mismo grupo editorial, The Lancet Global Health, que analiza la evolución de la calidad de la dieta en 187 países entre 1990 y 2010.
Entre los que presentan una alimentación menos sana se encuentran
algunas de las antiguas repúblicas de la Unión Soviética como
Uzbekistán, Turkmenistán y Kirguistán.
En términos generales, el consumo de comida saludable se ha
incrementado en todo el mundo en el periodo analizado, aunque esta
mejora ha quedado eclipsada por el aumento aún mayor de la extensión de
la comida basura, fundamentalmente las carnes procesadas y las bebidas
azucaradas. La excepción son China e India, donde no se han observado
cambios en estos 20 años.
Las dietas con una calidad nutricional más pobres se concentran en EE UU, Canadá, Europa Occidental, Australia y Nueva Zelanda.
A este ritmo, y con las medidas actualmente en vigor, los
especialistas cuestionan que se pueda alcanzar el objetivo que se marcó
la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su plan para el control de las enfermedades no transmisibles
de mantener la incidencia de la obesidad en 2025 en los mismos niveles
de 2010. “Es necesario un urgente replanteamiento de las causas, los
impedimentos y las claves que nos pueden ayudar a cambiar la tendencia
respecto a la pandemia global de la obesidad”, reclaman Sabine Kleinert y
Richard Horton, miembros del comité editorial de la revista, en un
comentario a los seis artículos.
Uno de los aspectos sobre los que se centra el foco es la obesidad
infantil, cómo se ha disparado drásticamente “en menos de una
generación” y el impacto de este fenómeno en la edad adulta.
Entre los países desarrollados, los especialistas ponen de ejemplo a
Estados Unidos, donde los niños pesan una media de 5 kilos más que hace
30 años y uno de cada tres tiene un IMC superior al recomendado. Pero en
los países en desarrollo el sobrepeso también avanza rápidamente, con
la paradoja añadida de que, en muchos casos, va acompañado con
desnutrición por el abuso de alimentos ricos en calorías y pobres en
nutrientes (la fórmula mágica de la comida basura).
Al replicar un modelo que empleó hace décadas la industria del
tabaco, el sector de la alimentación tiene un especial interés en
dirigir sus mensajes hacia los menores para crear hábitos que puedan
mantener en el futuro, según se plasma en uno de los análisis que
publica la revista científica. “La repetida exposición a alimentos
procesados y bebidas azucaradas crea preferencias de sabores y gusto”,
ya sea con el consumo de papillas preparadas, cereales azucarados,
bollería industrial, o aperitivos (como patatas fritas). “Los niños
gordos son una inversión de ventas futuras”, destaca Tim Lobstein, de la
Federación Mundial de Obesidad.
El mercado global de comida infantil procesada crecerá este año hasta
los 19.000 millones de dólares (16.600 millones de euros), comparado
con los 13.700 millones (12.000 millones de euros) de 2007. Frente a
ello,"los Gobiernos apenas han tomado medidas para proteger a la
infancia y la mayor parte de ellos confían en las iniciativas
voluntarias de la industria que no son suficientes para abordar esta
tarea”, reflexionan los investigadores.
Ante este escenario, la solución es abordar el problema desde un
nuevo enfoque. “Nuestra comprensión de la obesidad debe de ser
completamente reformulada si deseamos parar y reducir esta epidemia
global”, plantea Christina Roberto, de la Escuela de Salud Pública T. H. Chan de Harvard.
“Debemos reconocer que los individuos son responsables de su salud,
aunque también que desde el ámbito de la alimentación se explotan las
vulnerabilidades biológicas (la innata preferencia por los alimentos
dulces), psicológicas (a través de las técnicas de marketing) y
socioeconómicas (el coste de los productos), lo que hace más sencillo
la extensión de la alimentación poco saludable”, añade.
La parcela reservada a los Gobiernos consistirá en tomar medidas
preventivas, entre las que los especialistas en salud pública y obesidad
destacan, por ejemplo, desarrollar un código internacional sobre el marketing
de alimentos para proteger la salud de los niños, aplicar programas
educativos para enseñar buenas prácticas nutritivas en los colegios,
aplicar impuestos a productos como las bebidas azucaradas o ayudas para
familias con pocos recursos destinadas a comprar frutas o verduras
frescas. Pero la responsabilidad de reducir la prevalencia de la
obesidad debe ir más allá del ámbito gubernamental, a juicio de los
especialistas. Y ello debe implicar no solo a la industria, sino de
forma destacada a los propios ciudadanos, a través de la movilización
social.
Un ejemplo de éxito es México y la Alianza por la Salud Alimentaria,
una asociación integrada por entidades sociales movilizadas contra el
sobrepeso. Como consecuencia de sus esfuerzos, este país aprobó en 2014
un impuesto a las bebidas azucaradas que lo situó en la primera línea de
la batalla contra la obesidad en este tipo de iniciativas.
Dados los resultados de la analítica decido de mi cuenta tomar medidas, algo así como automedicarme, por lo que me planteo una serie de objetivos en este mes que les iré contando:
1.- Hacer más ejercicio 2.- controlar mi alimentación
a.- Evitar las bebidas procesadas
b.- Limitar el consumo de alcohol
c.- Beber más agua
d.- Consumir grasas más saludables
e.- Aumentar el consumo de fibra
f.- Evitar los azúcares refinados
3.- Suplemento con Omega 3
Afortunadamente el hábito tabáquico es cosa del pasado, y no tomo medicación crónica, por lo que en ese aspecto poco tengo que hacer.
A diferencia de los demás que plantean su lista de propósitos a
comienzos del año, siendo el 01 de enero el día de las intenciones, yo
lo realizo el día de mi cumpleaños,
así todos los años comienzo con una lista interminable de propósitos y
ya tengo una semana, con una idea reiterada en la cabeza, me he
percatado que tengo un problema, como médico siempre escuche y vi, como
las personas se buscan mil excusas para justificar su situación de
salud, se niegan a enfrentar la realidad tapando el sol con un dedo,
bueno tengo muchas realidades y muchos dilemas internos que hacen que
cada día sea un colage
de vivencias, pero lamentablemente de la que le hablaré hoy y la que
desarrollaré en este blog tal vez no sea la más relevante,
transcendental o profunda, pero es la que me quita el sueño en estos
momentos, y la que pretendo cambiar... Con la compañía de todos ustedes,
seres invisibles a quienes conmino a expresar su crítica, opiniones y
demás comentarios... Ya el comentario de hoy excede la extensión
agradable de lectura de estos días, de tuits de 180 caracteres, en donde
voy a comentarles mi lucha contra la otra epidemia de esta época, no es
tan romántica como amor en tiempos de cólera, no tiene héroes como las
cruzadas y carezca de simbolismo como la tuberculosis, pero no deja de
ser letal, el problema es que poco a poco se va apoderando de todos y se
hace parte de nosotros, pocos la rechazan, como es: la obesidad, en
este blog pretendo hablar de algo tan banal y a la vez tan difícil para
mí, como es el bajar de peso y compartiré con vosotros mi lucha por el
peso ideal... si estás libre de pecado lanza la primera piedra...
El colesterol es una sustancia grasa ampliamente presente en nuestro
organismo y esencial para la formación de las células, el metabolismo de
vitaminas, la producción de hormonas y muchas otras funciones vitales.
A pesar de ser una sustancia muy útil, cuando está en exceso, el
colesterol puede acumularse en las paredes de los vasos sanguíneos. Este
proceso se denomina aterosclerosis y es un importante factor de riesgo
para enfermedades cardiovasculares, tales como accidentes
cerebrovasculares e infartos.
En general, los pacientes con colesterol LDL alto
(colesterol malo) y colesterol HDL bajo (colesterol bueno) son los que
tienen el mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. Así, además de
la reducción del colesterol LDL, el aumento del colesterol HDL es uno de
los mayores objetivos del tratamiento de pacientes con problemas de
colesterol. Lamentablemente, a diferencia del LDL alto, que tiene varias
opciones de tratamiento, el HDL bajo es más difícil de ser corregido.
En este artículo vamos a hablar, exclusivamente, de las formas
posibles para elevar el HDL. Si estás buscando otras informaciones sobre
el colesterol y los triglicéridos, visita los siguientes enlaces:
Así como gotas de aceite no se disuelven en el agua, el colesterol no
consigue mezclarse a la sangre si no está conectado a una proteína
especial llamada lipoproteína. Las dos principales lipoproteínas de
nuestro organismo son el LDL, sigla para low-density lipoprotein, que en
español significa lipoproteína de baja densidad, y el HDL, sigla para
high-density lipoprotein, que en español significa lipoproteína de alta
densidad.
Papel del LDL
El LDL es una lipoproteína de baja densidad que transporta el
colesterol producido por el hígado para el resto de las células y
tejidos del cuerpo. Si tu organismo tiene más colesterol que necesita,
el exceso continúa circulando en la sangre en busca de algún órgano que
necesite de más colesterol para funcionar correctamente. Con el tiempo,
el colesterol LDL circulante en exceso termina se quedando depositado
sobre las paredes de los vasos sanguíneos acumulándose en forma de
placas de colesterol.
A medida que aumenta el depósito, la pared crece y empieza a
estrechar la luz del vaso (parte hueca de dentro, donde circula la
sangre) al punto de bloquear el flujo de la sangre, causando isquemia de
los órganos alimentados por este vaso tomado por placas de colesterol.
Es por ello que el colesterol LDL, frecuentemente, es conocido como el
colesterol malo. También es por eso que el exceso de colesterol LDL
aumenta el riesgo de accidentes cerebrovasculares e infartos.
Importancia del HDL
Ya el HDL es una lipoproteína que hace una función opuesta al LDL. El
HDL actúa como un «selector» de colesterol tomando el exceso circulante
en la sangre o depositado en los vasos sanguíneos para llevarlo de
vuelta al hígado, donde será «desmantelado», agregado a la bilis y
eliminado por las heces.
Por lo tanto, cuánto mayores son los niveles de colesterol HDL, menor
será el riesgo de formación de placas de colesterol en los vasos
sanguíneos. Por eso el HDL es considerado el colesterol bueno o
colesterol saludable.
Valores deseados de HDL
En general, cuanto más alto el HDL, mejor. La clasificación del
colesterol HDL conforme a su nivel sanguíneo se hace de la siguiente
forma:
Hombres:
HDL menor que 40 mg/dL – Valores por debajo de lo deseado.
HDL entre 41 y 60 mg/dL – Valores normales.
HDL mayor que 60 mg/dL – Valores ideales.
Mujeres:
HDL menor que 50 mg/dL – Valores por debajo de lo deseado.
HDL entre 51 y 60 mg/dL – Valores normales.
HDL mayor que 60 mg/dL – Valores ideales.
¿Por qué es tan difícil aumentar el HDL?
En la mayoría de los casos, el bajo HDL tiene un origen genético. El
paciente tiene HDL bajo porque su organismo produce, naturalmente, poco
HDL. Además, los valores se pueden reducir en virtud de malos hábitos de
vida, como mala alimentación, inactividad física y tabaquismo.
Por lo tanto, el HDL bajo es un problema difícil de corregir debido a 3 factores:
Tener un origen genético lo hace incorregible de forma
definitiva, por lo menos hasta el momento con nuestro actual
conocimiento científico.
El hecho de no haber medicamentos
desarrollados específicamente para aumentar los valores de HDL impide
que el paciente pueda aumentar los niveles de esta lipoproteína tomando
solamente un comprimido al día, como es el caso de aquellos que desean
reducir el LDL. Los fármacos utilizados para el control del LDL suelen
aumentar el HDL, pero no están indicados en aquellos pacientes con LDL
normal y HDL bajo.
Las únicas medidas eficaces son aquellas
relacionadas con los cambios de los hábitos de vida, lo que buena parte
de las personas se muestra muy resistente a hacerlo.
¿Cómo aumentar el HDL?
Lo que ofrecemos aquí son 10 consejos sobre cómo aumentar el
colesterol HDL. En general, ninguna de las actitudes que serán
explicadas provoca una gran elevación del HDL de forma aislada. Para
haber una respuesta relevante es preciso asociar por lo menos 2 o 3 de
los siguientes consejos.
Ejercicios aeróbicos
Ejercicios aeróbicos frecuentes, es decir, por lo menos 20 a 30
minutos, 4 a 5 veces a la semana, pueden aumentar el colesterol HDL en
un 5 a 10% en adultos sedentarios. Cuánto más intensa y más frecuente es
la actividad, mejor será la respuesta
Ejemplos de ejercicios aeróbicos incluyen caminada, corrida,
ciclismo, natación, jugar al baloncesto, fútbol o cualquier otra
actividad que aumenta tu ritmo cardíaco de forma constante durante por
lo menos 30 minutos. Para ser efectivo, el corazón necesita ser
acelerado en todo momento, dentro de la franja de quema de calorías
recomendada para tu edad. Si caminas y paras a todo momento, permitiendo
que el corazón desacelere y vuelva al nivel de latidos normales, esto
no tiene ningún efecto.
Para aquellas personas con falta de tiempo, 20 minutos de ejercicio, por lo menos 3 veces a la semana, es el mínimo aceptable.
Si ya eres una persona físicamente activa (30
minutos, 5 veces a la semana) y todavía tienes el HDL bajo, aumentar la
carga de ejercicios no traerá mayores beneficios. Es mejor centrarse en
otros cambios de hábitos de vida.
Bajar de peso
Este consejo, por supuesto, solamente sirve para personas obesas o
con sobrepeso. Si ya eres delgado, es decir, si tienes un índice de masa
corporal menor que 25, la pérdida de peso tendrá poca influencia sobre
tu HDL.
Sin embargo, aquellas personas con un IMC superior a 25 y,
especialmente, aquellas con un IMC superior a 35, cada kilo de peso
perdido cuenta. En promedio, por cada 2,5 kg perdido, el HDL sube 1
mg/dl. Por lo tanto, una persona con colesterol HDL de 35 mg/dl, que
consigue bajar de peso de 100 kg para 75 kg, tendrá el colesterol HDL
aumentado para, aproximadamente, 45 mg/dl.
Dejar de fumar
En personas que tienen HDL bajo y fuman, abandonar el hábito de fumar puede elevar los niveles de HDL en un 10%.
Evitar el consumo excesivo de bebidas alcohólicas
Si por un lado el consumo moderado de alcohol parece mejorar de
manera relevante los niveles de HDL, si el paciente exagerar y tomar más
de 2 o 3 dosis de alcohol al día, el efecto de la elevación del HDL se
pierde y los riesgos cardiovasculares se vuelven mayores.
Quien no bebe, no debe comenzar a hacerlo solamente para aumentar el
HDL, pues los riesgos del consumo de alcohol pueden superar los
beneficios de pequeñas elevaciones del HDL.
Consumir grasas más saludables
Las grasas mono y poliinsaturadas, presentes en el aceite, aceitunas,
óleo de canola, nueces, avellanas, castañas, cacahuete, pescados ricos
en omega 3, como el salmón, atún y sardina, semillas de girasol,
semillas de sésamo y aguacate, son consideradas grasas saludables que
ayudan a reducir el LDL y aumentar el HDL.
Por otro lado, las grasas saturadas o grasas trans, encontradas en
comidas rápidas, dulces, chocolate, mantequilla, carnes rojas y
productos industriales diversos, son malas para tu salud, porque, entre
otros efectos, elevan el LDL y reducen el HDL.
Consumir fibras
El consumo diario de alimentos ricos en fibra, como
verduras, legumbres, frutas y salvado de avena ayuda a reducir el
colesterol LDL y aumentar el colesterol HDL.
Evitar consumir carbohidratos en exceso
El consumo excesivo de carbohidratos eleva los niveles de
triglicéridos y reduce los de HDL. Dulces, refrescos, masas, pan, etc.,
si consumidos con elevada frecuencia, pueden agravar los valores de tu
HDL. Da preferencia para pan, cereales y masas integrales, zumos
naturales y chocolate negro, con más de un 70% de cacao.
Frutas tienen carga glicémica baja y no son problemas. Las frutas de
color rojiza o violácea parecen tener los mejores efectos sobre el HDL.
Ejemplos: moras, uvas, cereza, cramberry, etc.
Evitar medicamentos que reducen el HDL
Algunas drogas ampliamente utilizadas por la población pueden causar
reducciones en los niveles de HDL. Antihipertensivos de la clase de los
bloqueadores beta, como propranolol, atenolol y bisoprolol son un
ejemplo. Otro ejemplo es el ansiolítico benzodiazepina, como diazepam,
midazolam, bromazepam y alprazolam.
Esteroides anabólicos o cualquier otra droga que contiene androgénicos o sus precursores también colaboran para reducir el HDL.
Margarinas ricas en fitoesteroles
Existen en el mercado margarinas especiales con esteroides vegetales
(fitoesteroles) que ayudan a bajar los niveles del colesterol LDL y
elevar los niveles de HDL. Las dos marcas más famosas son Becel
pro-activ® y Benecol®. Atención: no es cualquier margarina que sirve. Si
ellas no son enriquecidas con fitoesteroles, el resultado es el opuesto
del deseado
Medicamentos que aumentan el hdl
La mayoría de los fármacos utilizados en el tratamiento de LDL y de
los triglicéridos también actúa elevando el HDL. Los más efectivos son
la niacina y el genfibrozil. Estatinas, como la rosuvastatina, pueden
aumentar el HDL en un 10%
Es importante señalar que ningún estudio ha logrado demostrar los
beneficios del uso de medicamentos exclusivamente para aumentar el HDL.
Si el paciente no tiene LDL ni triglicéridos altos, no hay ningún
indicio de prescribir medicamentos con el fin de aumentar el HDL.
La reposición de estrógenos después de la menopausia ayuda a elevar el HDL.
La reposición de calcio y vitamina D parece ayudar a reducir el HDL,
pero los estudios han mostrado resultados contradictorios, no habiendo,
por lo tanto, un consenso sobre el tema.
El incremento de los niveles de lipoproteínas de alta densidad y
sus potenciales beneficios en la aterosclerosis ha sido motivo para la
realización de este artículo, en el que se efectúa una revisión sobre la
información médica más reciente que existe sobre el tema y su posterior
actualización. Se describen la estructura de estas lipoproteínas, sus
efectos vasculares ateroprotectores, el transporte reverso de
colesterol, y se exponen las nuevas estrategias que permiten incrementar
sus concentraciones en el organismo, ya que estudios recientes indican
que estabilizan las placas de ateroma de una manera acelerada, por lo
que constituyen una novedosa alternativa terapéutica en los pacientes de
alto riesgo. De esta forma se consolidan los conocimientos sobre las
lipoproteínas de alta densidad, con el fin de brindar una atención de
más calidad en la prevención, control y tratamiento de esta frecuente
enfermedad.
Ponce Gutiérrez, Y., Ponce Gutiérrez, A., Rodríguez León, A., & Llanes Álvarez, C.
(2019).
Las lipoproteínas de alta densidad: protectoras vasculares contra la aterosclerosis.
CorSalud, 5(4), 366-378.
Recuperado de http://www.revcorsalud.sld.cu/index.php/cors/article/view/475
El
objetivo del estudio fue conocer la incidencia de diabetes mellitus tipo
2 en pacientes con glucemia basal alterada y su asociación con factores
de riesgo.
Pacientes y método
Se
incluyeron 115 pacientes > 18 años, seleccionados aleatoriamente en
un Centro de Salud, diagnosticados de glucemia basal alterada con los
criterios de la Asociación Americana de Diabetes de 1997 y seguidos
durante 10 años. Como factores predictivos para desarrollar diabetes
mellitus se consideraron: edad, sexo, tabaquismo, hipertensión arterial,
hipercolesterolemia, antecedentes familiares de diabetes mellitus tipo
2, antecedente de diabetes gestacional y obesidad.
Resultados
En
10 años de seguimiento evolucionaron a diabetes mellitus 33 pacientes
(28,7%; intervalo de confianza del 95% [IC 95%] 20,4-37,0%), a
normoglucemia 57 pacientes (49,6%; IC 95% 40,4-58,7%), permaneciendo
como glucemia basal alterada 25 pacientes (21,7%; IC 95% 14,2-29,3%).
Solo la obesidad se asoció con la progresión a diabetes mellitus (hazard
ratio ajustada 2,01; IC 95% 1,00-4,03, p=0,050).
Conclusiones
La
mitad de los pacientes con glucemia basal alterada normalizaron su
glucemia y el 28,7% desarrollaron diabetes mellitus, especialmente si
tenían obesidad. Estos resultados sugieren una historia natural
diferente respecto a la intolerancia a la glucosa.
Soy muy cobarde con las enfermedades, lo que no permite entender como es posible que me haya permitido ganar tanto peso, en parte por que siempre he pensado que se puede ser feliz en todas las tallas, y he asumido que si nada te duele es por que estas sano, pero en la analítica quien es la que tiene el peso de la verdad se observa:
- Glucemia basal en él limite superior de la normalidad
Todo buen plan dietético debe ser precedido de un chequeo médico, pero para estos profesionales trabajar necesitan una serie de examenes, razón por la que el día de hoy me levanto muy temprano para ir en ayunas al laboratorio, cosa que detesto un poco mas que al odontólogo "y a la rutina" diríaArjona... aun con el dolor en el brazo y un susto en el corazón continuo mi día a día... despues pasare por los resultados...
Cuando estamos pequeños deseamos con ansias locas que llegue nuestro
cumpleaños. La idea de los regalos y los amiguitos nos ronda la cabeza
un par de meses antes.
Cuando tenemos 15 estamos locos por cumplir los ansiados 18 y ser mayores de edad para "hacer lo que queremos".
Cuando cumplimos los 21, nos sentimos dueños del universo.
Al cumplir 30 tuve una crisis, y en vez de sentirme emocionado, me sentía defraudado, estaba en un agujero negro en el que no veía futuro, y todo estaba teñido de negro, por loco que parezca.
Cuando llegan los 40, y si tienes la suerte de sentir que la edad son
solo números y lo demás es actitud, te sientes en tu mejor momento o te
cuestionas muchas cosas que hiciste o que no hiciste.
Mi cumpleaños es una fecha, en la que la reflexión esta a flor de piel, es inevitable verme ese día al espejo, sonreírme o llorar mientras te preguntas: "realmente este es la persona que quería ser de niño". Nadie te prepara para ese momento.
Te cuestionas y piensas en las múltiples ocasiones en las que te has traicionado como persona, esos sueños abandonados a mitad de camino, esas ideas en las que un día creíste con todas tus fuerzas y que luego reconociste como totalmente estériles y que hoy por hoy vez y te preguntas como pude creer en esto...
Con la cuarta década suponía que la vida nos cambia. Ahora estoy convencido de que todo es cuestión de perspectiva, vas cambiando o madurando según como lo quieras ver, y no es solo mental, si no físicamente, ya tienes dolores en las articulaciones, el abdomen se va tornando cada vez más redondo producto del acúmulo de grasas, las horas de sedentarismo, el trabajo y la rutina, la visión se nubla y ya dependes de gafas y demás tecnologías para tener la misma calidad de vida.
Tengo una amiga que me comento con preocupación que en una ocasión se miró al espejo y no se reconoció, bueno sabía que ella era ella, pero no se reconocía, no quien era esa, con tantas canas, no supe si reír, llorar o preocuparme por la salud mental de mi amiga, pero tras unas cervezas solo fue un acto de sincerisidio y no querer reconocer el paso del tiempo, finalmente la solución vino en forma de tinte, ocultando esa otra cara que mi interlocutora no quería ver.
Las canas a los 40 duelen en el alma, en el ego. Yo ahora las siento simplemente como: Hola. Tener canas significa que sigo vivo. Por lo pronto no está en mi plan de vida tintarlas.
Pero en la jornada de hoy, me ha pasado como mi amiga, y es que no reconozco a ese tío frente al espejo, lo veo más bajito, más gordito, creo que tiene pechos, la polla más corta, no se, se parece a mí, pero no soy yo, no es mi reflejo, y no es que este loco, es que aunque la edad es solo un número, también lo es 99 Kg de peso, eso también es un número, como también lo es 35.1 de IMC, o 114 cm de perímetro abdominal, si todos esos también son solo números, como lo es una mayor tasa de mortalidad por todas las causas y un factor de riesgo para cáncer, para fallecer tras un accidente y una menor esperanza de vida, todos esos son sólo números.
Hoy cumplo años sin el ansia de haber esperado este mes, que era mi favorito.
Hoy cumplo años pensando en esos que ya no cumplen, que ya no puedo celebrarles en vida.
Hoy cumplo años con la perspectiva diferente. Contento de estar vivo de seguir vivo, después de la pandemia.
Hoy apagaré las velas nuevamente rodeado de personas a las que amo, también con el recuerdo de personas a las que amé y que ya no están, y que, lamentablemente son muchos.
Hoy celebro que sigo vivo, que seguiré riendo y bromeando siempre que
pueda. Que me permitiré mis momentos de tristeza y lloraré cuando me
haga falta, pero siempre encontraré la forma de seguir riendo.
Defiendo que El tiempo no "cura" las heridas. Las anestesia.
Y días como hoy quisiera poder decir, que no me importan las canas, ni las arrugas, que no me importan los años, ya que todo eso es signo de que sigo vivo, y eso lo agradezco.
Pero también es un día para poner pedir un deseo, también es un día para poder establecer una meta, un propósito y tratar de hacer cambios, y me gustaría hacer en mi vida un cambio de peso.