Después de una noche sin dormir angustiado de cómo se comunicarían conmigo,
como recibiría las felicitaciones, como colgaría la foto de la supuesta tarta sorpresa
de la noche, ya no podría presumir de amistades, ni de años bien vividos, tenía
que poner solución cuanto al gran problema de no tener móvil.
A primeras horas de la mañana, fui a la tienda para que lo reparan, para que
quedara como nuevo, era mi cumpleaños y nuevamente no me importaba llegar tarde
al trabajo, lo importante era renovar este pacto con mi objeto de culto.
Creo que fui el primero en llegar a iStore, en una avenida principal de mi
nueva ciudad, Avinguda Colon en Valencia, subí con premura a la primera planta
y hable con un chico sobre el servicio técnico, me pregunto si tenía cita
previa, y como mi respuesta era negativa me refirió a una persona al fondo de
la tienda con cascos blancos, esta persona muy amablemente registro mis datos
en una Tablet y me dio cita para dentro de una hora, me sugirió que saliera a
por un café y que volviera sobre las 12:00 y así obedecí, no me importo avisar
en el trabajo, no tuve ocasión para informar a mis allegados, en verdad que salí
con paso decidido de la tienda en búsqueda de un café caliente y una tostada, y
es allí en esa fría terraza en la que caigo en cuenta que estoy cumpliendo 40
tacos, que no se cumplen todos los días y que en vez de celebrarlos como Dios
manda estoy angustiado por un aparatito, una caja tonta, el juguetico del
momento, de lo tonto que estoy siendo y lo banales que son mis prioridades, ya
con la entrañas caliente y con la cabeza mucho más serena vuelvo a la tienda,
espero unos minutos más y me atiende una chica muy amable, logra encenderlo y
tras una limpieza me comenta que tiene malo el conector de la batería
probablemente que la reparación serian 217 euros más IVA, que con eso puedo
adquirir un móvil de tecnología más reciente y que no es necesario reparar esta
reliquia.
Siento vértigo y siento nauseas, en verdad que estoy en medio de una
pesadilla, en ese teléfono que acaban de condenar a muerte esta mi vida, están
mis recuerdos de los últimos 5 años, están las claves, esta todo lo que soy, no
puede ser, no me merezco una noticia así el día de mi cumpleaños.
Me voy a trabajar y no dejo de preguntarme por qué a mí, que hice yo para
merecer esto un día de perros sin poderme concentrar en nada.
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