El estar ordenando la agenda de contactos, es un
trago amargo, un castigo que no me esperaba... Toda una odisea, una labor
compleja el obligarme a revisar todos y cada uno de esos seres, comprobar que
es un número real, verificar si en realidad somos amigos, si después de
"x" cantidad de tiempo aun soy capaz de escribirle, no ha sido
fácil, sobre todo porque muchos de mis amigos se han ido de Venezuela y ya no
tengo sus números telefónicos, lo han cambiado y aunque escriba al que tengo,
no obtengo respuesta, pero en honor a la verdad, lo que más me duele es
escribirle a quien recuerdo con cariño y que mi mensaje le sea indiferente o me
desconozca, con toda certeza eso es lo mas desalentador que he vivido...
Hoy he descargado la aplicación que convierte mi
móvil en un mando universal, me gusta y es sumamente practica en verdad que sí,
y el ver el teléfono como herramienta me ayuda a relajar la tensión que siento
estos días.
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