martes, 22 de diciembre de 2009

La soledad

 

¿Se han sentido alguna vez solos? No me refiero a faltos de compañía afectiva. Me refiero a solos ante un enfermo. Me refiero a esa sensación de vacio y silencio en el momento en el que tienen que tomar una decisión vital y ya no valen las guías ni las sesiones clínicas ni las opiniones de sus compañeros más expertos. Es la soledad de un individuo que tiene que tomar una decisión sobre la vida de otro en cuestión de segundos cuando pasa lo que nunca debería haber pasado.
 
“Meto una pinza detrás del páncreas, lo despego de la porta. F..K! ¡He roto algo!.Todo se llena de líquido rojo. Intento apretar para que pare. Se rasga más. Un lago viscoso empieza a asomar y es visible hasta para el anestesista, que no para de pasar volumen porque la tensión cae bruscamente.

Mira con ojos de terror. Agitación y nerviosismo. Por todas partes. Aquí ya no hay medicina basada en la evidencia que valga. Hay que hacerse con esto.- ¡Va a sangrar mucho! – se escucha. Pero dentro de uno todo empieza a ir deprisa. Y estás solo. Te pitan los oidos, te tiemblan las piernas. Pero estás solo. No puedes decirselo a nadie, pero las piernas casi ni te sujetan. El corazón va más deprisa. Muy deprisa. Estás solo. O lo controlas o game over. ¡Estas sólo!”

A esa soledad me refiero. En ese vacio se aprende a diferenciar lo principal de lo accesorio.

PD: no es de mi autoria copiado de Panorama desde el puente

lunes, 14 de diciembre de 2009

Haciendo la diferencia...


Accidentalmente cayó en mis manos una panfleto con una historia un poco conmovedora, que en los momentos de angustia del post me pareció reveladora, desconozco el autor si tu lo conoces podrías hacérmelo llegar para citarlo correctamente o darle honor a quien honor merece...

El Joven y las estrellas de mar


En una playa tranquila, junto a una aldea de pescadores, vivía un escritor. todas las mañanas paseaban por la playa, contemplando las olas. de este modo se inspiraba, y por las tardes, se quedaba en casa para escribir. un día, mientras caminaba por la orilla del mar, vio una figura que parecía que danzaba. se acerco y observo que se trataba de un joven que recogía de la arena las estrellas de mar de una a una y las devolvía al océano.
Hola!, le dijo el joven sin dejar de hacer lo que hacia.

- ¿Por qué haces esto? pregunto el escritor con curiosidad
- No ves que ha bajado la marea y el sol brilla con fuerza si las estrellas se quedan aquí en la arena, se secarían y morirían.

El escritor pensó que la intención del muchacho era buena y admirable, pero sonrió con escepticismo y comento: 
- Pero existen miles y miles de  kilómetros de playa en todo el mundo. deben de haber cientos de estrellas  de mar esparcidas en las playas, y tu, aquí, te dedicas a devolver unas pocas. no creo que eso influya mucho. que importancia puede tener?
el joven miro al escritos, recogió otra estrella de mar, la lanzo al agua, volvió  mirar al escritor y le dijo: 
- Para esa si tiene importancia...

Moraleja: la que tu quieras compartir conmigo