lunes, 25 de julio de 2016

Nada Te Turbe - Santa Teresa de Jesus

 

Nada te turbe,
Nada te espante,
Todo se pasa,
Dios no se muda, 

La paciencia
Todo lo alcanza;
Quien a Dios tiene
Nada le falta:
Sólo Dios basta. 

Eleva el pensamiento,
al cielo sube,
por nada te acongojes,
Nada te turbe. 
A Jesucristo sigue
con pecho grande,
y, venga lo que venga,
Nada te espante. 

¿Ves la gloria del mundo?
Es gloria vana;
nada tiene de estable,
Todo se pasa. 

Aspira a lo celeste,
que siempre dura;
fiel y rico en promesas,
Dios no se muda. 

Ámala cual merece
Bondad inmensa;
pero no hay amor fino
Sin la paciencia. 

Confianza y fe viva
mantenga el alma,
que quien cree y espera
Todo lo alcanza. 

Del infierno acosado
aunque se viere,
burlará sus furores
Quien a Dios tiene. 

Vénganle desamparos,
cruces, desgracias;
siendo Dios su tesoro,
Nada le falta. 

Id, pues, bienes del mundo;
id, dichas vanas,
aunque todo lo pierda,
Sólo Dios basta. 

lunes, 18 de julio de 2016

Coloquio bajo la palma - Andrés Eloy Blanco


Lo que hay que ser es mejor,
y no decir que se es bueno,
ni que se es malo,
lo que hay que hacer es amar
lo libre en el ser humano,
lo que hay que hacer es saber,
alumbrarse ojos y manos
y corazón y cabeza
y después, ir alumbrando.

Lo que hay que hacer es dar más
sin decir lo que se ha dado,
lo que hay que dar es un modo
de no tener demasiado
y un modo de que otros tengan
su modo de tener algo,

Trabajo es lo que hay que dar
y su valor al trabajo
y al que trabaja en la fábrica
y al que trabaja en el campo,
y al que trabaja en la mina
y al que trabaja en el barco,
lo que hay que dar es todo,
luz y sangre, voz y manos,
y la paz y la alegría
que han de tener aquí abajo,
que para las de allá arriba,
no hay que apurarse tanto,
si ha de ser disposición
de Dios para el hombre honrado
darle tierra al darlo a luz,
darle luz al enterrarlo.

Por eso quiero, hijo mío,
que te des a tus hermanos,
que para su bien pelees
y nunca te estés aislado;
bruto y amado del mundo
te prefiero a solo y sabio.

A Dios, que me dé tormentos,
a Dios que me dé quebrantos,
pero que no me dé un hijo
de corazón solitario.

lunes, 11 de julio de 2016

Vivir desde el aprecio - Manuel Barroso




 
"Aprecio la vida que hay en mi.
Aprecio la persona que soy
mis posibilidades, mis logros,
mis fracasos, mis errores, mis aciertos,
todos mis aprendizajes.
Todo es mio y lo aprecio.
Aprecio quien soy, como soy
y aprecio cuanto me rodea, el universo entero
del cual soy parte, una diminuta parte,
sabiéndome conectado con él.
Aprecio todo cuanto tengo a mi disposición.
Aprecio mi soledad, mi ser único, exclusivo.
Aprecio ser parte de un mundo maravilloso,
el universo en el que me encuentro en contacto
con mundos desconocidos, estrellas, planetas, galaxias,
todo un mundo de posibilidades desconocidas.
y desde mi aprecio, me quiero, me valoro, me siento importante,
porque estoy conmigo mismo".





lunes, 4 de julio de 2016

Romance de la Pena Negra - Federico García Lorca


A José Navarro Pardo  

Las piquetas de los gallos cavan
buscando la aurora, 
cuando por el monte oscuro
baja Soledad Montoya. 

Cobre amarillo, su carne, 
huele a caballo y a sombra. 
Yunques ahumados sus pechos, 
gimen canciones redondas. 


Soledad, ¿por quién preguntas 
sin compaña y a estas horas? 
Pregunte por quien pregunte, 
dime: ¿a ti qué se te importa? 

Vengo a buscar lo que busco, 
mi alegría y mi persona. 
Soledad de mis pesares, 
caballo que se desboca, 
al fin encuentra la mar 
y se lo tragan las olas. 

No me recuerdes el mar, 
que la pena negra, brota 
en las tierras de aceituna 
bajo el rumor de las hojas. 

¡Soledad, qué pena tienes! 
¡Qué pena tan lastimosa! 
Lloras zumo de limón 
agrio de espera y de boca. 


¡Qué pena tan grande! 
Corro mi casa como una loca, 
mis dos trenzas por el suelo, 
de la cocina a la alcoba. 

¡Qué pena! Me estoy poniendo 
de azabache carne y ropa. 
¡Ay, mis camisas de hilo! 
¡Ay, mis muslos de amapola!

Soledad: lava tu cuerpo 
con agua de las alondras, 
y deja tu corazón 
en paz, Soledad Montoya.  

*  

Por abajo canta el río: 
volante de cielo y hojas. 
Con flores de calabaza, 
la nueva luz se corona. 
¡Oh pena de los gitanos! 
Pena limpia y siempre sola. 
¡Oh pena de cauce oculto 
y madrugada remota!