¡Qué feliz eres, niño, tirado ahí en el polvo, jugando hora tras hora con ese palito!
Yo sonrío al verte jugar con ese trocito de madera.
Yo sumo y sumo, hora tras hora tambien, preocupado por mis cuentas.
Y quizas tu, me miras con el rabillo del ojo y piensas:
"¡Vaya juego tonto, que ganas perder el dia!"
Niño, ya he olvidado el arte de distraerme con bastones y tortas de barro!
Persigo entretenimientos costosos, amontono oro y plata.
Tú juegas con el corazón alegre con todo cuanto encuentras.
Yo dedico mis fuerzas y mi tiempo a la conquista de cosas que nunca podré obtener.
En mi frágil bote pretendo cruzar el mar de la ambición,
y me olvido de que también mi trabajo es sólo un juego.
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