En Junio, mi casa se llena con la presencia de un viajero del Cono Sur, al
principio mis estereotipos alimentan mi renuencia natural, pero poco a poco va cediendo
la curiosidad, Matías llega a casa después de una larga travesía por Venezuela,
en un momento en el que poco le podía dedicar tiempo, mi Postgrado por este mes
absorbe: mi espacio, tiempo y vida al completo.
Los días transcurren en el hospital, llego antes de la salida del sol y salgo
poco después del ocaso, me da mucha pena con Matías, pero él se adapta a este
horario pasando solo la mayor parte del tiempo, juntándonos para cenar y planificara
escapadas de fines de semana.
Momentos como este es que pongo en dudas mis capacidades de anfitrión, pero
para gustos hay colores, poco después conoceré viajeros que desean este tipo de
libertad y no sentirse agobiados por host que les planifican hasta el más mínimo
detalle, realmente está obteniendo lo que buscaba un techo gratis, algo de comida
y un amigo con quien charlar.
Este argentino rápidamente se conoce la ciudad, capta su ritmo y le toma el
pulso, es un navégate experto de la internet y se nutre con ella, conoce gente
y trata de integrarme a ellos, apasionado por todo lo que hace... realmente me
encanto conocerle, volveré a verle unos meses después como Show Man de un
congreso de Liderazgo que se realizara en mi ciudad, y seguiremos mucho tiempo
en contacto por las redes sociales, será un gran amigo patagónico.
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