lunes, 28 de diciembre de 2015

Jorge Luis Borges - Dime

Dime...
 
Dime por favor donde estás,
en que rincón puedo no verte,
donde puedo dormir sin recordarte
y donde recordar sin que me duela.

 
 Dime por favor donde pueda caminar
sin ver tus huellas,
donde puedo correr sin recordarte
y donde descansar con mi tristeza.
 
 Dime por favor cual es el cielo
que no tiene el calor de tu mirada
y cual es el sol que tiene luz tan solo
y no la sensación de que me llamas.
 

Dime por favor cual es el rincón
en el que no dejaste tu presencia.
 
 Dime por favor cual es el hueco de mi almohada
que no tiene escondidos tus recuerdos.
 
 Dime por favor cual es la noche
en que no vendrás para velar mis sueños...
 
Que no puedo vivir porque te Extraño y
No puedo Morir porque Te Quiero.

 

lunes, 21 de diciembre de 2015

En esta noche de otoño - Nazım Hikmet

En esta noche de otoño
estoy lleno de tus palabras,

palabras eternas como el tiempo,
como la materia,
palabras que acarician como la mano,
resplandecientes como las estrellas.
De tu cabeza,
de tu carne,
de tu corazón,
llegaron tus palabras a mi
tus palabras cargadas de ti
tus palabras… madre
tus palabras… amor
tus palabras… amiga.
Eran tristes, amargas,
eran alegres, llenas de esperanza
eran valientes, heroicas,
tus palabras…
eran hombres.

lunes, 14 de diciembre de 2015

El país de las hadas - Rabindranath Tagore



Si alguien descubriera dónde está el palacio de mi rey, el palacio se desvanecería en el aire. 

Sus muros son de plata y su techo de oro resplandeciente. 

La reina vive en un edificio de siete patios y ostenta una joya que ha costado siete reinos. 

Pero escúchame, madre, voy a decirte al oído dónde está el palacio de mi rey. 

Está en un rincón de nuestra azotea, allí donde florece la albahaca. 

La princesa duerme, tendida en la lejana orilla de los siete mares infranqueables. 

Soy el único en el mundo que puede encontrarla. 

Sus brazos están cubiertos de brazaletes y de sus orejas penden largas perlerías. Su cabellera ondula hasta el suelo. 

Cuando la toque con mi varita mágica, despertará, y si sonríe las más bellas joyas caerán de sus labios. 

¿Quieres, madrecita, que te lo diga al oído? La princesa está en un rincón de nuestra azotea, allí donde está la maceta de la albahaca. 

Cuando llegue la hora de tu baño, antes de ir al río sube a la azotea.

Me encontrarás sentado en el rincón donde se juntan las sombras de las dos paredes. 

Sólo la gatita tiene permiso para estar conmigo, pues ella sabe dónde vive el barbero del cuento. 

Madrecita, ¿quieres que te diga al oído dónde vive el barbero? En el rincón de la azotea donde está la maceta de la albahaca.

lunes, 7 de diciembre de 2015

Si tú me olvidas - Pablo Neruda



Quiero que sepas
una cosa.

Tú sabes cómo es esto:
si miro
la luna de cristal, la rama roja
del lento otoño en mi ventana,
si toco
junto al fuego
la impalpable ceniza
o el arrugado cuerpo de la leña,
todo me lleva a ti,
como si todo lo que existe,
aromas, luz, metales,
fueran pequeños barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.

Ahora bien,
si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.

Si de pronto
me olvidas
no me busques,
que ya te habré olvidado.

Si consideras largo y loco
el viento de banderas
que pasa por mi vida
y te decides
a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensa
que en ese día,
a esa hora
levantaré los brazos
y saldrán mis raíces
a buscar otra tierra.

Pero
si cada día,
cada hora
sientes que a mí estás destinada
con dulzura implacable.
Si cada día sube
una flor a tus labios a buscarme,
ay amor mío, ay mía,
en mí todo ese fuego se repite,
en mí nada se apaga ni se olvida,
mi amor se nutre de tu amor, amada,
y mientras vivas estará en tus brazos
sin salir de los míos.

lunes, 30 de noviembre de 2015

Amo en ti - Nazım Hikmet


Amo en ti 
la aventura de la nave que va hacia el polo.
Amo en ti
la audacia de jugador de los grandes descubrimientos.
Amo en ti
las cosas lejanas.
Amo en ti
lo imposible.
Entro en tus ojos como en un bosque
lleno de sol
y sudado, hambriento y enfurecido
tengo la pasión del cazador
por morder tu carne.
Amo en ti lo imposible,
mas no la desesperación.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Vuelta a la patria - Juan Antonio Pérez Bonalde



I
¡Tierra! grita en la prora el navegante
y confusa y distante,
una línea indecisa
entre brumas y ondas se divisa.
 
Poco a poco del seno
destacándose va del horizonte,
sobre el éter sereno
la cumbre azul de un monte;
y así como el bajel se va acercando,
va extendiéndose el cerro
y unas formas extrañas va tomando;
formas que he visto cuando
soñaba con la dicha en mi destierro.

Ya la vista columbra
las riberas bordadas de palmeras,
y una brisa cargada con la esencia
de violetas silvestres y azahares,
en mi memoria alumbra
el recuerdo feliz de mi inocencia,
cuando pobre de años y pesares
y rico de ilusiones y alegría,
bajo las palmas retozar solía
oyendo el arrullar de las palomas,
bebiendo luz y respirando aromas
Hay algo en esos rayos brilladores
que juegan por la atmósfera azulada,
que me hablan de ternuras y de amores
de una dicha pasada
y el viento al suspirar entre las cuerdas,
parece que me dice “¿no te acuerdas?”…


Ese cielo, ese mar, esos cocales,
ese monte que dora
el sol de las regiones tropicales…
¡Luz! ¡Luz al fin! –los reconozco ahora:
son ellos, son los mismos de mi infancia,
y esas playas que al sol del mediodía
brillan a la distancia,
¡Oh inefable alegría!
son las riberas de la patria mía!.
Ya muerde el fondo de la mar hirviente
del ancla el férreo diente;
ya se acercan los botes desplegando
al aire puro y blando
la enseña tricolor del pueblo mío
¡a tierra! ¡a tierra! o la emoción me ahoga,
o se adueña de mí el desvarío!
 
Llevado en alas de mi ardiente anhelo,
me lanzo presuroso al barquichuelo
que a las riberas del hogar me invita.
Todo es grata armonía; los suspiros
de la onda de zafir que el remo agita;
de las marinas aves
los caprichosos giros;
y las notas suaves, y el timbre lisonjero,
y la magia que toma
hasta en labios del tosco marinero
el dulce son de mi nativo idioma.



¡Volad, volad veloces,
ondas, aves y voces!
Id a la tierra donde el alma tengo
y decidle que vengo
a reposar, cansado caminante,
del hogar a la sombra un solo instante;
decidle que en mi anhelo, en mi delirio
por llegar a la orilla, el pecho siente
dulcísimo martirio;
decidle, en fin que mientras estuvo ausente
ni un día, ni un instante hela olvidado,
y llevadle este beso que os confío,
tributo alentado
que desde el fondo de mi ser le envío.
 
¡Boga, boga, remero; así… llegamos!
¡Oh emoción hasta ahora no sentida!
¡ya piso el santo suelo en que probamos
El almíbar primero de la vida!
Tras ese monte azul cuya alta cumbre
lanza reto de orgullo
al zafir de los cielos,
está el pueblo gentil donde al arrullo
del maternal amor rasgué los velos
que me ocultaban la primera lumbre.
¡En marcha, en marcha, postillón, agita
el látigo inclemente!
y a más andar, el carro diligente
por la orilla del mar se precipita.

No hay peña ni ensenada que en mi mente
no venga a despertar una memoria,
ni hay ola que en la arena humedecida
no escriba con espuma alguna historia
de los alegres tiempos de mi vida,
Todo me habla de sueños y cantares,
de paz, de amor y de tranquilos bienes,
y el aura fugitiva de los mares
que viene, leda, a acariciar mis sienes,
me susurra al oído
con misterioso acento: “Bienvenido”.
Allá van los humildes pescadores
las redes a tender sobre la arena;
dichosos que no sienten los dolores
ni la punzante pena
de los que lejos de la patria lloran;
infelices que ignoran
la insondable alegría
de los que tristes del hogar se fueron
y luego ansiosos, al hogar volvieron.
 
Son los mismos que un día,
siendo niño admiraba yo en la playa,
pensando, en mi inocencia
que era la humana ciencia,
la ciencia de pescar con la atarraya.
Bien os recuerdo, humildes pescadores,
aunque no a mí vosotros, que en la ausencia
los años me han cambiado y los dolores.
Ya ocultándose va tras un recodo
que hace el camino, el mar, hasta que todo
al fin desaparece.
Ya no hay más que montañas y horizontes,
y el pecho se estremece
al respirar cargado de recuerdos,
el aire puro de los patrios montes.
 
De los frescos y límpidos raudales
el murmurio apacible;
de mis canoras aves tropicales
el melodiosos trino que resbala
por las ondas del éter invisible;
los perfumados hálitos que exhala
el cáliz áureo y blando
de las humildes flores del barranco;
todo a soñar convida,
y con suave empeño
se apodera del alma enternecida
la indefinible vaguedad de un sueño.
Y rueda el coche, y detrás del las horas
deslízanse ligeras
sin yo sentir, que el pensamiento mío
viaja por el país de las quimeras
y sólo hallan mis ojos sin mirada
los incoloros senos del vacío…
De pronto, al descender de una hondonada,
“¡Caracas, allí está!” dice el auriga,
y súbito el espíritu despierta
ante la dicha cierta
de ver la tierra amiga.
 
Caracas, allí está; sus techos rojos,
su blanca torre, sus azules lomas
y sus bandas de tímidas palomas
hacen nublar de lágrimas mis ojos. 
Caracas, allí está; vedla tendida
a las faldas del Ávila empinado,
odalisca rendida
a los pies del sultán enamorado.
Hay fiesta en el espacio y la campiña,
fiesta de paz y amores:
acarician los vientos la montaña;
del bosque los alados trovadores
su dulce canturía
dejan oír en la alameda umbría;
los menudos insectos en las flores
a los dorados pistilos se abrazan;
besa el aura amorosa al manso Guaire,
y con los rayos de la luz se enlazan
los impalpables átomos del aire.
 
¡Apura, apura, postillón, Agita
el látigo inclemente! 
¡Al hogar, al hogar, que ya palpita
por él mi corazón… ¡mas, no –detente!
¡Oh infinita aflicción! ¡Oh desdichado
de mí, que en mi soñar hube olvidado
que ya no tengo hogar!... Para, cochero,
tomemos cada cual nuestro camino;
tú, al techo lisonjero
do te aguarda la madre, el ser divino
que es de la vida centro y alegría,
y yo … yo al cementerio
donde tengo la mía.
¡Oh insondable misterio
que trueca el gozo en lágrimas ardientes!
¿En dónde está, Señor, esa tu santa
infinita bondad, que así consientes
junto a tanto placer, tristeza tanta?


II
Madre, aquí estoy; de mi destierro vengo
a darte con el alma el mudo abrazo
que no te pude dar en tu agonía;
a desahogar en tu glacial regazo
la pena aguda que en el pecho tengo
y a darte cuenta de la ausencia mía.
 
Madre, aquí estoy; en alas del destino
me alejé de tu lado una mañana
en pos de la fortuna
que para ti soñé desde la cuna;
mas, ¡oh suerte inhumana!
Hoy vuelvo, fatigado peregrino,
y sólo traigo que ofrecerte pueda
esta flor amarilla del camino
y este resto de llanto que me queda.
Bien recuerdo aquel día,
que el tiempo en mi memoria no ha borrado;
era de Marzo una mañana fría
y cerraba los cielos el nublado.
Tú en el lecho aún estabas,
triste y enferma y sumergida en duelo,
que con alma de madre contemplabas
el hondo desconsuelo
de verme separar de tu regazo.

Llegó la hora despiadada y fiera,
y con el pecho herido
por dolor hasta entonces no sentido,
fui a darte, madre, mi postrer abrazo
y a recibir tu bendición postrera.
¡Quién entonces pensara
que aquella voz angelical en mi oído
nunca más resonara!
Tú, dulce madre, tú, cuando infelice,
dijiste al estrecharme contra el pecho:
“Tengo un presentimiento que me dice
que no he de verte más bajo este techo”.
Con supremo esfuerzo desliguéme
de los amantes lazos
que me formaban en redor tus brazos,
y fuera me lancé como quien teme
morir de sentimiento…
 

¡Oh terrible momento!
Yo fuerte me juzgaba,
mas, cuando fuera me encontré y aislado,
el vértigo sentí de pajarillo
que en la jaula criado,
se ve de pronto en la extensión perdido
de las etéreas salas,
sin saber dónde encontrará otro nido
ni a dónde, torpes, dirigir sus alas.
Desató el sollozar el nudo estrecho
que ahogaba el corazón en su quebranto,
y se deshizo en llanto
la tempestad que me agitaba el pecho.
Después, la nave me llevó a los mares,
y llegamos al fin, un triste día
a una tierra muy lejos de la mía,
donde en vez de perfumes y cantares,
en vez de cielo azul y verdes palmas,
hallé nieblas y ábregos, y un frío
que helaba los espacios y las almas.
Mucho, madre, sufrí con pecho fuerte,
mas suavizaba el sufrimiento impío
la esperanza de verte
un tiempo no lejano al lado mío.
 

¡Ay del mortal que ciego
confía su ventura a la esperanza!...
La ley universal cumplióse luego,
y vi en el alma presta,
la mía disiparse
cual mira en lontananza
torcer el rumbo en dirección opuesta
el náufrago al bajel que vio acercarse.
Bien recuerdo aquel día
que el tiempo en mi memoria no ha borrado
era de Marzo otra mañana fría
y los cielos cerraban otro nublado.
Triste, enfermo y sin calma,
en ti pensaba yo cuando me dieron
la noticia fatal que hirió mi alma,
lo que sentí decirlo no sabría…
sólo sé que mis lágrimas corrieron
como corren ahora, madre mía.

Después al mundo me lancé, agitado,
y atravesé océanos y torrentes,
y recorrí cien pueblos diferentes;
tenue vapor del huracán llevado,
alga sin rumbo que la mar flagela,
viento que pasa, pájaro que vuela.



Mucho, madre. He adquirido
mucha experiencia y muchos desengaños,
y también he perdido
toda la fe de mis primeros años. 
¡Feliz quien como tú ya en esta vida
no tiene que luchar contra la suerte
y puede reposar en la segurida,
inalterable calma de la muerte;
sin ver ni padecer el mal eterno
que nos hiere doquier con saña cruda,
ni llevar en el pecho el frío interno
de la indomable duda!.

¡Feliz quien como tú, con altiveza
reclinó para siempre la cabeza
sobre los lauros del deber cumplido,
cual la reclina, por la muerte herido,
tras el combate rudo
risueño, el gladiador sobre su escudo!.
Esa, madre, es tu gloria
y la alta recompensa de tu historia,
que el premio solo del deber sagrado
que impone el cristianismo
está en el hecho mismo
de haberlo practicado.
Madre, voy a partir: mas parto en clama
y sin decirte adiós, que eternamente
me habrás de acompañar en esta vida;
tú has muerto para el mundo indiferente,
mas nunca morirás, madre del alma,
para el hijo infeliz que no te olvida.

Y fuera el paso muevo,
y desde su alto y celestial palacio,
su brillo siempre nuevo
derrama el sol cerúleo espacio…
Ya lejos de los tumultos me encuentro,
ya me retiro solitario y triste;
mas ¡ay! ¿a dónde voy? si ya no existe
de hogar y madre el venturoso centro? …
¿a dónde ---¡a la corriente de la vida,
a luchar con las ondas brazo a brazo,
hasta caer en su mortal regazo
con alma en paz y con la frente erguida!.

lunes, 16 de noviembre de 2015

El Regalo - Rabindranath Tagore

Quiero hacerte un regalo, hijo mío, pues la vida nos arrastra a la deriva.   

El destino nos separará, y nuestro amor será olvidado.   

Ya sé que sería demasiada ingenuidad creer que puedo comprar tu corazón con mis regalos.   

Tu vida es aún joven, tu camino largo. Bebes de un sorbo la ternura que te ofrecemos, luego te vuelves y te vas de nuestro lado.   

Tienes tus juegos y tus compañeros, y comprendo que no nos dediques ni tu tiempo ni tus pensamientos.   

Pero a nosotros la vejez nos da ocasión de recordar los días pasados, de reencontrar en nuestro corazón lo que nuestras manos perdieron para siempre.   

El río corre rápidamente y rompe, cantando, todos los obstáculos que se le presentan. Pero la montaña inmóvil lo ve pasar con amor y guarda su recuerdo.

lunes, 9 de noviembre de 2015

Mi alma tiene prisa - Mario de Andrade




Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora…

Me siento como aquel niño que ganó un paquete de dulces: los primeros los comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocos, comenzó a saborearlos profundamente.


Ya no tengo tiempo para reuniones interminables, donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada.

Ya no tengo tiempo para soportar a personas absurdas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.

Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades.

No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados.

No tolero a manipuladores y oportunistas.

Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más capaces, para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.

Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos.

Mi tiempo es escaso como para discutir títulos.

Quiero la esencia, mi alma tiene prisa…

Sin muchos dulces en el paquete…

Quiero vivir al lado de gente humana, ...muy humana.

Que sepa reír de sus errores.

Que no se envanezca con sus triunfos.

Que no se considere electa, antes de la hora.

Que no huya, de sus responsabilidades.

Que defienda, la dignidad humana.

Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.

Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.

Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las personas…

Gente a quienes los golpes duros de la vida, le enseñaron a crecer con toques suaves en el alma.

Sí…
tengo prisa… -por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar.

Pretendo no desperdiciar parte alguna de los dulces que me quedan…

Estoy seguro que serán más exquisitos que los que hasta ahora he comido.

Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.

Tenemos dos vidas y, la segunda comienza cuando te das cuenta que sólo tienes una...

lunes, 2 de noviembre de 2015

Cartas a Muneuver desde la Cárcel - Nazım Hikmet


Viajar y conocer turistas me apasiona, también soy víctima de otros placeres como la poesía, el séptimo arte y la medicina, por lo que me gustaría compartir pedazos de obras que me gustan para encontrar gente con gustos similares...

Este es un fragmento de un poeta turco con el que he tenido el placer de tropezar. el cual me gustaría memorizar...


Cartas a Muneuver desde la Cárcel - Nazım Hikmet


El más hermoso de los mares
es aquel que no hemos navegado.
El más hermoso de nuestros hijos
aún no ha crecido.
El más hermoso de nuestros días
aún no lo hemos vivido.
Y aquello, lo más hermoso, que quiero decirte,
aún no te lo he dicho.

domingo, 19 de julio de 2015

Frases de la semana XXXVI


 01.- Mi felicidad consiste en que sé apreciar lo que tengo y no deseo con exceso lo que no tengo.
León Tolstoi (1828 - 1910)

02.- Somos nuestro propio demonio y hacemos de este mundo nuestro infierno. 
Oscar Wilde (1854 - 1900)

03.-

04.-

05.- Es una experiencia eterna que todo hombre que tiene poder tiende a su abuso.
Montesquieu (1689 - 1755)

06.- Nuestra cabeza es redonda para permitir al pensamiento cambiar de dirección.
Francis Picabia (1879-1953)

07.- 

08.- Te quiero pero no deseo luchar contra el destino Disfrutaré de vez en cuando de tu recuerdo que seguirá alterándome. 
Mario Benedetti (1920 - 2009)

09.- La libertad no necesita alas, lo que necesita es echar raíces.
Octavio Paz (1914 - 1998)

10.- Déjame sólo un poco de mí mismo para que pueda llamarte mi todo.

Rabindranath Tagore (1861 - 1941)

11.- te quise, y que te quiero, aunque estemos destinados a no ser.  
Julio Cortázar (1914 - 1984)

12.- El mundo te exige resultados. No le cuentes a otros tus dolores de parto... muéstrales al niño.
Indira Gandhi (1917 - 1984)

13.- Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos.
Martin Luther King Jr (1929 - 1968)

14.- De eso se trata, de coincidir con gente que te haga ver cosas que tú no ves. Que te enseñen a mirar con ortos ojos.
Mario Benedetti (1920 - 2009)

15.- De la vida no quiero mucho....Quiero apenas saber que intenté todo lo que quise, tuve todo lo que pude, amé lo que valía la pena y perdi apenas lo que, nunca fue mío.
Pablo Neruda (1904  - 1973)

16.- O vivimos juntos como hermanos, o pereceremos juntos como idiotas.
Martin Luther King Jr (1929 - 1968)

17.- Más cuesta mantener el equilibrio de la libertad que soportar el peso de la tiranía.
Simón Bolívar (1783 - 1830)


18.-

19.- Rico no es el que más tiene, Sino el que menos necesita.
Facundo Cabral (1937 - 2011) 

20.- De nada sirve que la imaginación tenga alas, si el corazón es una jaula.
Frida Kahlo (1907 - 1954)