sábado, 22 de octubre de 2011

Espero sea un Hasta Luego y no un Adios



Hoy amenecio lloviendo, como solo llueve en Octubre en Caracas, y aunque la procesión va por dentro, esta vez siento que la lluvia es una extensión de mi tristeza, tristeza que se erige, por que hoy abandono mi país, el lugar que me vio nacer, crecer, en donde tuve mi primer amor, en el que viví infinidad de locuras y donde hice magnificas cosas, hoy tengo que marcharme sin un motivo para volver.

En medio de tanta nostalgia, decido dejar de añorar a la ruidosa Caracas, Caracas la del  valle de eterna primavera me dice adiós con un torrencial aguacero. Ya esta imagen la he vivido antes, ya en una ocasion tuve que abandonar Mérida, mi Mérida natal y con la casa acuesta abrirme espacio en La Capital, ya se lo que es un éxodo, ya he buscado un mejor destino con anterioridad, y a pesar de esto, no deja de dolerme el despedirme de toda mi familia en el aeropuerto, en una maleta no caben los recuerdos, no hay espacio en ella para los olores y sabores, tampoco deja lugar suficiente para los sonidos y aunque por un lado estoy contento, mis ojos me traicionan y dejan correr algunas lágrimas.

Maiquetia esta abarrotada este día, no seré el único que parta, tal vez sea una moda, tal vez sea una generación con ideas inquietas que busca destino en otras latitudes, tal vez no sea mi culpa sino la de este país, que cada día se torna mas inseguro, mas injusto para los profesionales, mas hostil para el inversor, mas politiquero y con un futuro color de hormiga o tal vez es que los medios de comunicación me alienaron y solo tengo una sensación de que todo esta mal, pero sea la causa que sea, tengo la convicción de irme a otro país sera mejor... ya se donde no quiero estar, donde quiero estar esta por descubrirse.


Paso los torniquetes y atrás dejo los recuerdos, los calidos brazos de una madre, con el corazón dolorido me enfrento a emigración y tras una espera camino hasta abordar el avión que me alejara de esta costa maravillosa, de mis montañas de nieves eternas, del llano bravío, del calor humano, de la selva y los tepuy, de los archipiélago, de los medanos, del trópico y dentro de todas estas cosas no me es difícil incluir la zozobra que produce una noche de rumba, el riesgo de secuestro, las infinitas historias de atracos en primera persona en diversos lugares: saliendo de la universidad, en una sala de cine, dentro del metro, en la consulta, a la salida del hospital, dios todos los fines de semana son centenares los jóvenes que caen víctimas del hampa y la violencia, violencia que ha escalado hasta la Asamblea Nacional, en donde los diputados se enorgullecen de la contundencia de sus golpes y no del discurso, en donde armar al pueblo es apropiado y ahora hasta niños son retratados con armas proporcionadas por colectivos sociales, no podría faltar la escases de productos de primera necesidad que imposibilita comprar lo que a uno le plazca, solo dispones de consignas tras largas filas y horas de espera, una inflación grosera que acaba con cualquier plan de ahorro y que asfixia el futuro, Dios solo recordarlo me envalentona me hace tomar aire con mas fuerza hinchar mi pecho y retomar con brío mi puesto en el avión.

No creo que en mi destino me estén esperando, son muchas las historias de gente que ni siquiera logra pasar emigración, muchos mas, los que he escuchado que tras su estadía no logran encajar, no es fácil abrirse espacio, en una sociedad nueva, diferente y en la que no haces falta... pienso que esto sera un viaje de formación, de aprender, para luego volver a mi país cuando las cosas ya estén mejor, algún día volveré a este hermoso lugar, en algún momento valdrá la pena volver a recorrer sus calles, compartir con mi gente, admirar cada uno de los detalles que lo vuelven único... Por ahora, solo me queda pensar que no es un adiós sino un hasta luego...