Un exceso de pasado conlleva
tristeza,
un exceso de futuro ansiedad,
y el de presente stress.
un exceso de futuro ansiedad,
y el de presente stress.
En mi modo de ver las cosas, nada es estático,
los tiempos verbales son constantemente modificados entre sí, si estamos ante
un día lluvioso, escuchando música melancólica, evocaremos solo recuerdos
tristes de nuestro pasado y las decisiones que tomemos bajo estas
circunstancias conducirán a la tristeza, permaneciendo en un círculo vicioso.
Con frecuencia escucho a la gente afirmar
"todo tiempo pasado fue mejor", sin estar consciente de que hace
alusión a un verso de Jorge Manrique y sin saber a ciencia cierta dónde radica
la superioridad de lo pretérito. Tal vez se trate de añoranza, quizá, como
sostiene Ernesto Sábato, de haber olvidado las cosas malas que sucedieron, pero
de algo debemos estar seguros: si ocurrieron buenas cosas o si fuimos felices,
difícilmente sepultaremos el pasado en el olvido, sobre todo si vivimos un
presente de pesadilla y sin certeza de futuro. 
Por lo que recomiendo, meditar en lo que se
decide recordar, sacando del “baúl de recuerdos” los elementos positivos
o negativos a conveniencia, haciendo presente nuestro pasado, con esta
herramienta construir, apegados a la premisa de que el futuro se inventa día a
día, por nuestro libre albedrío o atados de manos por los pensamientos
esclavista de que somos resultado de nuestras circunstancias y todo lo ocurrido
condiciona nuestra realidad.

No abogo por una vida de nostalgia vuelta al
pasado, eso no sería vida; pero sí me gusta invitar a colocar en una balanza
sus recuerdos pasados y sus vivencias actuales, seguros de que ambos son
vectores de su futuro, tratar de mantener atención en nuestro entorno
recordando lo difícil que es ver lo obvio y que las cosas importantes son solo
visible al corazón.