jueves, 13 de mayo de 2010

El pasado, Presente o futuro




 Un exceso de pasado conlleva tristeza,
un exceso de futuro ansiedad,
y el de presente stress.



En mi modo de ver las cosas, nada es estático, los tiempos verbales son constantemente modificados entre sí, si estamos ante un día lluvioso, escuchando música melancólica, evocaremos solo recuerdos tristes de nuestro pasado y las decisiones que tomemos bajo estas circunstancias conducirán a la tristeza, permaneciendo en un círculo vicioso.


Con frecuencia escucho a la gente afirmar "todo tiempo pasado fue mejor", sin estar consciente de que hace alusión a un verso de Jorge Manrique y sin saber a ciencia cierta dónde radica la superioridad de lo pretérito. Tal vez se trate de añoranza, quizá, como sostiene Ernesto Sábato, de haber olvidado las cosas malas que sucedieron, pero de algo debemos estar seguros: si ocurrieron buenas cosas o si fuimos felices, difícilmente sepultaremos el pasado en el olvido, sobre todo si vivimos un presente de pesadilla y sin certeza de futuro.

Por lo que recomiendo, meditar en lo que se decide recordar,  sacando del “baúl de recuerdos” los elementos positivos o negativos a conveniencia, haciendo presente nuestro pasado, con esta herramienta construir, apegados a la premisa de que el futuro se inventa día a día, por nuestro libre albedrío o atados de manos por los pensamientos esclavista de que somos resultado de nuestras circunstancias y todo lo ocurrido condiciona nuestra realidad.

Por otra parte existe un punto intermedio entre ambas posturas, individuos indiferentes, aquellos que no desean preocuparse, seres que no reaccionan ni con el rugido del león, de esta forman no ven elevados sus niveles de ansiedad, basados en la promesa que “ojos que no ven corazón que no siente” estas personas dejan de ver, aunque permanezcan con los ojos bien abiertos.
Lo cierto es que estos individuos con aplanamiento afectivo, que no es mas, que una anestesia al entorno, puede representar para algunos una herramienta evolutiva y consideran que aislarse es una buena política, si realmente pudiéramos encerrarnos en una cápsula con un ambiente y circunstancias controladas, posiblemente esta aptitud fuera correcta, pero como no es posible, lo que probablemente ocurra es que el objeto de nuestro evasión, note nuestra presencia y emprenda en contra.

No abogo por una vida de nostalgia vuelta al pasado, eso no sería vida; pero sí me gusta invitar a colocar en una balanza sus recuerdos pasados y sus vivencias actuales, seguros de que ambos son vectores de su futuro, tratar de mantener atención en nuestro entorno recordando lo difícil que es ver lo obvio y que las cosas importantes son solo visible al corazón.