lunes, 20 de julio de 2009

Brasil Maravillosa...





El país mas grande de Suramérica es Brasil y Río de Janeiro su ciudad Maravillosa, en Junio pude pasar unos gratos días entre su gente llegue muy temprano a las 5:00 am Aeropuerto Galeão - Antonio Carlos Jobim, mi Couch no pasaría por mi sino hasta las 7 am, todo por culpa de un problema de comunicación y el no haber tomado en cuenta el cambio de horario, no mas bajarme del avión comenzaron los problemas con el idioma, realmente no es tan fácil como pensaba, en mi pésimo ingles compro cigarros, Agua Mineral y una tarjeta telefónica para comunicarme con João, armado de paciencia espero a que vengan por mi.

João Llega con una inmensa sonrisa y desde un primer momento me hace sentir como en casa, su español es muy bueno con acento colombiano, ya he decidido en algún momento estudiar Português, Me lleva a desayunar Pão de queijo con un exquisito café, después para la casa la cual resulto un grandioso apartamento, inmediatamente me dio una guía, me explico de mil formas como desenvolverme por la ciudad y 30 minutos después estaba caminando por las calles empedradas en calçada portuguesa, tome el metro, conocí los Arcos da Lapa, la Catedral, y todo su paisaje urbano salpicado de Morros, tomamos un barco hasta Niterói para conocer el Museo de Arte Contemporáneo diseñado por Niemeyer, ya al atardecer me fui a la casa, tras cenar fue inevitable el quedarse dormido después del largo día.

Muy temprano comienza el día,  nos disponemos a ir al gran icono de la ciudad, El Cristo Redentor o Corcovado, en definitiva esa es la mejor vista de la ciudad y la bahía de Guanabara, después de extasiar los sentidos nos animamos a lanzarnos en asa-delta (ala delta) desde la Rampa da Pedra Bonita em São Conrado hasta la playa, una vez en la urbe con la adrenalina desbordante seguimos el recorrido por los imperdibles para ya cansados cenar en Porcão un excelente lugar donde se paga por entrar y se come ilimitadamente con la vista a la playa y los morros de testigo, ya con las necesidades básicas satisfechas esa noche buscamos rumba y realmente la encontramos Veloso fue sorprendente y todos los teatro tienen una buena vibra.

Muy temprano otra vez estamos preparándonos para un domingo en Copacabana e Ipanema, caminamos por todo el boulevard tratando de retener esa mágico ambiente, el agua en la playa de Ipanema me encanto, todo y todos es bello en ese lugar, es magico, el culto al cuerpo es máximo y yo simplemente era un obeso entre diosas griegas, para soportar mi infelicidad me tome una caipirinhia, y ya con la segunda estaba feliz después fui al Forte de Copacabana y allí João, me contó toda la historia de la revuelta y me pareció grandiosa como todo en este lugar; con la tarde cercana a su fin nos dirigimos al Pão de Açúcar para ver un gran ocaso con aplausos incluidos, otra vez a buscar a mi guía y seguir atentamente sus historias sorprendentes lamentablemente se acaba el tiempo y mañana ya tengo que tomar un taxi con destino al aeropuerto que me llevara nuevamente a mi cotidianidad, Portando mucho de estas tierras conmigo...


jueves, 9 de julio de 2009

Carta de un abogado a los médicos


Por suerte, esto está escrito por un abogado. Sería bueno que los responsables de las Sociedades Científicas se pusieran en contacto con él. Nos parece oportuno transcribir parte de este artículo publicado en el Diario El Cronista, hace aproximadamente dos años, por el Dr. Marcos R. Llambias. "Ha tomado estado publico la pesadilla que causa desvelos, cuando no INFARTOS, a muchos miembros de la comunidad médica. Los juicios por mala praxis se han convertido en un provechoso recurso de subsistencia para muchos abogados ávidos de litigio, conocedores de las falencias del sistema.

Los títeres del arte de curar, marionetas de obras sociales, hospitales y sistemas prepagos de atención, hospitales y sistemas prepagos de atención medica trabajan donde y como pueden. Su responsabilidad social hace funcionar las instituciones y su irresponsabilidad personal los lleva a exponerse inútilmente. El día en que ellos, verdaderos médicos por vocación, dejen de pensar tanto en el paciente, en su capacitación profesional a cualquier costo, en las instituciones para las que trabajan, y tomen conciencia de lo mucho que arriesgan en cada acto médico, ese día la atención del país se paralizara. Porque solo un demente alguien que ha perdido la facultad de discernir entre la bondad y la estupidez, puede aceptar la responsabilidad de barajar una vida humana cuando un sistema perverso y carente en todo sentido no le brinda la seguridad y tranquilidad necesarias para trabajar como corresponde.

Porque el médico que asume la responsabilidad en un acto quirúrgico, que se somete al estrés de desplegar su arte sobre un paciente dormido, que asume la lucha contra la enfermedad ajena, que desafía a la muerte sabiendo que no siempre triunfara y que acepta hacerlo por la vergonzosa remuneración que el sistema le asigna, ese médico no es bueno, es ESTUPIDO, es alguien que consume toda su inteligencia en el cadalso de su ofrenda personal hacia un prójimo que no le reconoce el esfuerzo. Agotada su paciencia, ya no puede ver que un error, aunque involuntario, le puede costar su patrimonio, su bienestar, su salud. Este suicida altruista figura en todas las cartillas de los sistemas prepagos de atención medica.
Trabaja en los hospitales nacionales, provinciales o municipales, superado por un aluvión de pacientes que envejece haciendo colas y recibe atención francamente deficitaria.

Deambula por clínicas y sanatorios juntando monedas para poder subsistir. Este médico, suicida por vocación, inteligente para el prójimo y descerebrado para sí mismo, bueno y estúpido a la vez, responsable ante la sociedad e irresponsable ante su familia, es la carne del cañón, el centro del blanco de la industria de la "mala praxis". Todo abogado sabe que en este sistema perverso, tan carente de recursos, tan manoseado por inescrupulosos enriquecidos a costa de la salud, el medico es el "hilo fino" mas fácil de cortar, el candidato ideal para exprimir, el ingenuo mas liviano de sacudir para rescatar las monedas que llevan en los bolsillos.

Lo que pocos se han puesto a pensar, es que, en definitiva este ensañamiento médico, que no discrimina entre idóneos e incapaces, entre buenos y malos, decentes y envilecidos comerciantes, es fundamentalmente perjudicial para el paciente. La comunidad toda empieza a sufrir las consecuencias cuando el médico capacitado, con experiencia, con reconocido prestigio entre sus colegas, empieza a "esquivar" la patología difícil, esa donde arriesga mucho y gana poco. El médico que cuida sus espaldas, discrimina por necesidad. La comunidad toda sufre esta realidad, al verse privada de la idoneidad y la experiencia de sus mejores médicos. Porque los mejores, también los mas inteligentes, rápidamente ven la necesidad de dar un paso al costado para no exponerse. Si bien es cierto que algunos médicos argentinos no están acostumbrados a responsabilizarse por sus acciones, también es cierto que la inmensa mayoría, no tendría que trabajar en las actuales circunstancias. Arriesgan mucho sin ganar nada. Porque si un cirujano tiene que afrontar un juicio por mala praxis, la demanda supera en miles de veces la remuneración de su trabajo. Una intervención $120 puede convertirse en un juicio de $120.000. Así las cosas, los sistemas prepagos de atención medica, circular mediante, solicitan a sus médicos fotocopia de la póliza de seguro suscrita. Ellos, al mejor estilo de Poncio Pilato, pretenden que el médico, con centavos que le asignan por su trabajo, contrate un seguro de "mala praxis". De esta manera, los líderes de la medicina prepaga se cubren de los errores del servicio que dicen brindar. Logran su cometido sin sacrificar un solo centavo de sus arcas. Con los aranceles vigentes, ningún medico puede asegurarse contra "mala praxis". Con temor a la "mala praxis", ninguno puede trabajar como debería.

El auge de este tipo de juicios no es culpa de los abogados. Ellos, que son muchos y deben subsistir, han visto las falencias del sistema que colocan al médico en la primera línea de fuego. Como frágil fusible de una maquina sanitaria en constante corto circuito, el medico salta y se quema. Gane o pierda, con o sin justicia, con razón o sin ella, el médico debe pagar. La sociedad parece ensañada con los encargados de velar por la salud.

Todos y cada uno debemos ser responsables de nuestros actos. Los errores deben ser asumidos y la impunidad desterrada. Estos grandes objetivos no pueden tener vigencia unilateral. La vida del paciente vale tanto como la del médico.

Por el bien de todos, la legislación debe proteger tanto a una como a otra"